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Diagnóstico y Tratamiento en Córdoba

Diagnóstico y Tratamiento en Córdoba

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Publicado por en marzo 9, 2017 en DEFICIT DE ATENCIÓN, Depresión, Desarrollar el potencial humano, Desarrollar la lectura, Diagnóstico, Dificultades, Dificultades aprendizaje, discalculia, DISFUNCIÓN EJECUTIVA, DISGRAFÍA, Dislexia, Disortografía, Docentes, DSIFUNCION EJECUTIVA, Educación, educación especial, ENSEÑANZA-APRENDIZAJE, Enseñar a leer, entornos informatizados, ESCUELA INCLUSIVA, Escuela para padres, Escuelas Técnicas, Espectro Autista, Estimulación cognitiva, Estimulación Neurocognitiva, Estimulación temprana, estimulacion cerebral, Estres, evaluacion neuropsicologica, FRACASO ESCOLAR, Funciones cerebrales superiores, funciones ejecutivas, IINNUAR, IMAGINACION, Incentivar lectura en bebes, Inclusión, Indicadores abuso físico en niños y niñas, informática aplicada, INSTITUTO NEUROCIENCIAS CORDOBA, Institutos rehabilitación neurocognitiva Córdoba, INTELIGENCIA, INTELIGENCIAS MULTIPLES, Kandel, Learning to learn, Leer y escribir, lenguaje, Libros, MEDIOS, NEUROPEDAGOGÍA, Neuroplasticidad, Neuropsicóloga Silvia Pérez Fonticiella, NEUROPSICOLOGÍA, NEUROPSICOLOGIA CORDOBA, NEUROPSICOPEDAGOGIA, neurorehabilitación, Niños, Niños hiperactivos, Problemas de aprendizaje, problemas de atención, PROCESAMIENTO DE LA INFORMACIÓN POR EL CEREBRO, PSICOANALISIS, Psicología, Psicopedagogía, Silvia Pérez Fonticiella, SINDROMES EPILEPTICOS, TEC, TEDL, Televisión y aprendizaje, Terapia cognitiva, TEST DE INTELIGENCIA, Trastornos de aprendizaje, Trastornos del lenguaje, Tratamiento estimulación neurocognitiva, Tratamientos reahbilitación Córdoba

 

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POSGRADO UNIVERSITARIO : DIPLOMATURA EN INTEGRACIÓN SOCIO-EDUCATIVA CON APORTES DE LAS NEUROCIENCIAS

DIPLOMATURA  UBP OCTUBRE (2)

 

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LA ESCUELA INTELIGENTE – David Perkins

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LA ESCUELA INTELIGENTE – David Perkins <Pulsar aquí para abrir archivo

 

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1 DE ABRIL – DÍA MUNDIAL DE LA EDUCACIÓN – Informe UNESCO

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La crisis mundial del aprendizaje tiene un costo anual de 129.000 millones de dólares
– En América Latina y el Caribe, aproximadamente 1 de cada 10 niños en edad de asistir a la
escuela primaria no está adquiriendo las competencias básicas en lectura.
En el undécimo Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo se revela que la crisis mundial del
aprendizaje tiene un costo anual para los gobiernos de 129.000 millones de dólares estadounidenses.
Un 10% del gasto mundial en enseñanza primaria se pierde en educación de mala calidad que no
garantiza que los niños aprendan. Esta situación se traduce en que, en los países pobres, uno de cada
cuatro niños no es capaz de leer una oración completa. Una de las conclusiones del Informe es que
los buenos docentes son la clave para lograr una mejora y se insta a los gobiernos a que destinen a
los mejores profesionales a la enseñanza de aquellos que más los necesitan.
En el Informe de este año, titulado “Enseñanza y aprendizaje: Lograr la calidad para todos”, se
advierte de que, si no se atrae y se forma adecuadamente a un número suficiente de docentes, la
crisis del aprendizaje se prolongará durante varias generaciones y afectará más a los desfavorecidos.
En América Latina y el Caribe, donde alrededor del 10% de los niños en edad de asistir a la escuela
primaria no está adquiriendo las competencias básicas en lectura, la proporción oscila entre el 4% en
México y el 25% en Guatemala y el 40% en Nicaragua. Por otra parte, aproximadamente 3 de cada 10
niños de esta región no están adquiriendo los conocimientos básicos en matemáticas. En Chile, donde
casi todos los niños en edad de asistir a la escuela primaria alcanzan el nivel mínimo de aprendizaje
en lectura, el 20% no lo alcanza en matemáticas.
La educación de mala calidad está dejando un legado de analfabetismo mucho más extendido de lo
que hasta ahora se creía. En los países pobres, alrededor de 175 millones de jóvenes (una cifra que
equivale aproximadamente a una cuarta parte de la población juvenil) no pueden leer una oración
completa o una parte de ella. Es mucho menos probable que los jóvenes de hogares pobres sepan
leer. En Haití, el 42% de los jóvenes más pobres sabía leer y escribir, en comparación con el 92% de
los más ricos. En las proyecciones del Informe se prevé que, si se mantienen las tendencias actuales,
en los países en desarrollo no se conseguirá hasta 2072 que todas las jóvenes más pobres sepan leer
y escribir. En Honduras se prevé que la universalización del primer ciclo de la enseñanza secundaria
hasta el último curso se logre en la década de 2030 en el caso de los más ricos, pero casi 100 años
más tarde entre los jóvenes más pobres.
No obstante, los docentes también necesitan formación. En una tercera parte de los países analizados
en el Informe, menos de tres cuartas partes de los docentes se han formado con arreglo a normas
nacionales.
Como señaló la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, “los docentes tienen el futuro de esta
generación en sus manos”. Y añadió: “Necesitamos que se contraten 5,2 millones de docentes antes
de que termine 2015, y es preciso que trabajemos con ahínco para ayudarles a hacer posible que los
niños ejerzan su derecho a una educación universal, gratuita y de buena calidad. También debemos
velar por que haya un compromiso expreso en favor de la equidad en los nuevos objetivos mundiales
de la educación que se establezcan para después de 2015, y que se disponga de indicadores que
permitan llevar a cabo un seguimiento de los avances de los marginados, de manera que nadie se
quede rezagado”.
En el Informe se estima que el costo de que 250 millones de niños de distintas partes del mundo no
estén adquiriendo los conocimientos básicos conlleva unas perdidas de 129.000 millones de dólares
estadounidenses. En total, 37 países pierden por lo menos la mitad de lo que gastan en enseñanza
primaria porque los niños no aprenden. En cambio, en el Informe también se pone de relieve que
lograr que todos por igual reciban una educación de buena calidad puede ofrecer una enorme
recompensa económica y redundar en un aumento del producto interno bruto per cápita del país de un
23% a lo largo de 40 años. En 2005, en Guatemala, los adultos habían estado escolarizados en
promedio apenas 3,6 años. Si Guatemala hubiera alcanzado el promedio regional, podría haber
duplicado con creces su tasa de crecimiento económico medio anual entre 2005 y 2010.
En el Informe se muestra que, para lograr una educación de buena calidad para todos, los gobiernos
han de contar con suficientes docentes formados, además de centrar sus políticas relativas a los
docentes en atender las necesidades de los desfavorecidos. Para ello es necesario atraer a la
enseñanza a los mejores candidatos; proporcionarles una formación pertinente; destinarlos a aquellas
zonas, dentro del país, en las que sean más necesarios; y ofrecerles incentivos para que adquieran un
compromiso a largo plazo con la enseñanza. En el Perú, con objeto de lograr que haya un número
suficiente de docentes en todas las zonas del país, se contrata a la mayoría en la región en la que han
nacido y se han educado. En el Informe también se subraya la necesidad de abordar la violencia por
razón de género en los establecimientos de enseñanza, algo que constituye uno de los principales
obstáculos a la calidad y la igualdad en la educación. Y también se hace hincapié en la importancia
que revisten los planes y programas de estudios y las estrategias de evaluación para promover la
integración y lograr una mejora del aprendizaje. El Uruguay ha realizado enormes avances en la
utilización de las evaluaciones para detectar a los alumnos que corren el riesgo de quedar rezagados y
prestarles apoyo.
Pauline Rose, directora del Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo, reflexionó sobre el
contenido del Informe: “¿De qué sirve la educación si los niños, después de años escolarizados,
acaban sus estudios sin las competencias que necesitan? El gran número de niños y jóvenes
analfabetos pone de manifiesto cuán crucial es que la igualdad en el acceso y el aprendizaje
constituya un aspecto central de los futuros objetivos de la educación. En los nuevos objetivos para
después de 2015 se ha de velar por que todos los niños no solo estén escolarizados, sino que
aprendan lo que necesitan aprender”.
En el Informe se presentan las recomendaciones siguientes:
1. Los nuevos objetivos en materia de educación que se adopten para después de 2015 deberán
incluir un compromiso expreso en favor de la equidad, de manera que todos los niños tengan las
mismas oportunidades de acceder a la educación. Para los nuevos objetivos se necesitan metas
claras y mensurables, acompañadas de indicadores que permitan efectuar un seguimiento de los
progresos de los más desfavorecidos.

2. Con los nuevos objetivos para después de 2015 debe asegurarse que todos los niños estén
escolarizados y adquieran los conocimientos básicos. Los niños no solo tienen derecho a estar
escolarizados, sino también a aprender mientras asisten a la escuela y a contar con las
competencias que necesitan para encontrar un trabajo bien pagado y seguro cuando terminan sus
estudios.

3. Velar por que los mejores docentes puedan enseñar a los estudiantes que más los necesitan. Los
planes nacionales de educación deben incluir el compromiso expreso de atender a los marginados.
Debería contratarse a los docentes localmente o bien asegurarse de que estos tengan unos
orígenes similares a los de los estudiantes desfavorecidos. Todos los docentes necesitan
formación inicial y formación en el puesto de trabajo sobre las distintas maneras en que se puede
prestar un apoyo específico a los niños desfavorecidos. Se deben proporcionar incentivos con
objeto de garantizar que los mejores docentes trabajen en las zonas remotas y menos atendidas.
Los gobiernos han de conservar a sus mejores docentes por medio de un salario que satisfaga por
lo menos las necesidades básicas de estos, unas buenas condiciones de trabajo y una trayectoria
profesional estructurada.

-ENDS-

Para obtener entrevistas, fotografías, material de archivo complementario, vídeos sin editar, citas o casos de
docentes o niños, sírvase ponerse en contacto con:

Kate Redman k.redman@unesco.org 0033 6 71 78 62 34
Sue Williams s.williams@unesco.org 0033 1 45 68 17 06 o 0033 6 15 92 93 62

Nota a los jefes de redacción:

Preparado por un equipo independiente y publicado por la UNESCO, el Informe de Seguimiento de la EPT en el
Mundo es una obra de referencia fidedigna cuyo propósito es orientar, propiciar y apoyar un auténtico
compromiso con la Educación para Todos.

@EFAReport | GMR Facebook | Web: http://www.efareport.unesco.org | World Education Blog:
http://efareport.wordpress.com

 

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Cómo realizar la prueba Teberosky para evaluar el proceso de aprendizaje de la lectoescritura

 

 

 

c50971a72f78079752da186ef987b20dHACER CLIC AQUI PARA LEER EL TEXTO COMPLETO EN LA PÁGINA ACTIVIDADES INFANTIL:

=== >>    Cómo realizar la prueba Teberosky para evaluar el proceso de aprendizaje de la lectoescritura

 

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UNESCO – Desarrollo internacional y el indicador global de aprendizaje

Por Moritz Bilagher, Mauricio Holz, and Juan Luis Iturria*

El reciente lanzamiento del Informe de Seguimiento Mundial 2013-2014 de la UNESCO, que sigue el progreso global de cumplimiento de los objetivos planteados en la iniciativa Educación para Todos (EPT), una vez más nos recuerda la central importancia que tiene la calidad de la educación en el desarrollo internacional.  Salud pública, desarrollo socio-económico, sustentabilidad ambiental, la paz: la mayoría de los desafíos que enfrenta la humanidad actualmente, parecen depender críticamente de la educación. Dado que los Objetivos del Milenio  (ODM) llegan a su fin en 2015, y los diálogos en pos de una nueva agenda de desarrollo están encaminados, es de vital importancia que la educación esté en el centro del debate.

Para ser claros desde el inicio: la educación siempre ha sido parte de los Objetivos del Milenio. Fue consagrada principalmente, en el Objetivo 2, como acceso universal a la educación primaria, pero también en el Objetivo 3, como equidad de  género. En estas áreas, desde el año 2000 a la fecha, se han hecho significativos avances en el mundo – un logro realizado con gran esfuerzo por los ciudadanos de los países, ONGs, autoridades nacionales y organizaciones internacionales. Sin embargo, los ODM no se enfocaron en el aprendizaje, aunque este aspecto está en el corazón de lo que es la educación.

Entonces no es sorprendente  que se haya desarrollado un debate considerable para definir unObjetivo de Aprendizaje para la agenda de desarrollo internacional futura. Hasta ahora, el trabajo se ha enfocado en definir, a través de un proceso de consultas, los objetivos educativos (“resultados de aprendizaje”) necesarios para el futuro. Sin embargo, adicionalmente a la discusión sobre cuáles son los niveles aceptables de aprendizaje, en distintas fases de desarrollo, el debate ha girado, también, en torno a la pregunta: ¿cómo podemos saber si estamos alcanzando estos objetivos? ¿Qué indicador debemos utilizar para medir los avances?

En la Oficina Regional de Educación de UNESCO para América Latina y el Caribe, estamos de acuerdo en que es de gran importancia contar con un indicador global de aprendizaje. Sin embargo, en nuestra opinión, en el trabajo de elaboración de dicho indicador, se debe evitar una lógica “de arriba abajo”. Las organizaciones internacionales deben evitar imponer a los países lo que deberían aprender sus ciudadanos y, por lo tanto, lo que se debería evaluar en los llamadas “pruebas basadas en competencias”. En vez de eso, se debería tratar de definir los objetivos de aprendizaje “de abajo hacia arriba”, a través de consultas sobre lo que cada país desea incorporar en su currículo. El desempeño en esos objetivos es lo que debería monitorear y evaluar este indicador global de aprendizaje.

Basar el indicador global de aprendizaje sobre los currículos nacionales en vez de sobre objetivos definidos presenta una gran ventaja: existen organizaciones internacionales que han mapeado los currículos de más de la mitad del mundo. Estas organizaciones son la International Association for the Evaluation of Educational Achievement (IEA); la Southern and Eastern African Consortium for Monitoring Education Quality (SACMEQ); el Programme d’Analyse des Systèmes Educatifs de la CONFEMEN (PASEC); y el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE).

Es más, sumando estas organizaciones ya se cuenta con la infraestructura suficiente para evaluar el desempeño de los aprendizajes. Dichas organizaciones llevan a cabo periódicamente evaluaciones de aprendizajes en muestras representativas de alumnos de primaria en matemáticas, lengua y, en ocasiones, ciencias. La información producida por estas evaluaciones nos proporciona una buena fotografía del nivel de aprendizaje en los países participantes.

Nuestra propuesta para un indicador global de aprendizaje es el siguiente: construir a partir de lo que ya existe, tomando la alfabetización y cálculo básico en la educación primaria basándose en los currículos de los países y establecer estándares en función de ello. Para este fin, convendría crear una gran alianza entre las organizaciones que llevan a cabo las evaluaciones, vinculándolas entre sí. Después, gradualmente, se podría extender a más países. La red mundial de la UNESCO podría ser útil para estos fines. Mientras tanto, podemos imaginar un conjunto de indicadores más amplio, más holístico, que podría estar disponible en unos 15 o 20 años.

En OREALC / UNESCO Santiago creemos que, con el apoyo financiero de nuestros socios, un indicador global de aprendizajes puede ser una realidad tangible en un futuro próximo. De esta manera, se colocarían los aprendizajes en el corazón de la agenda internacional del desarrollo, para el beneficio de todos.

*Moritz Bilagher es Coordinador Regional Evaluacion y Análisis de Tendencias / LLECE, Mauricio Holz es Asistente Técnico / LLECE, y Juan Luis Iturria es Especialista Asistente Programa OREALC / UNESCO Santiagofoam-alphabets

 

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Aprendizaje Cooperativo Marco Teórico I

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HACER  CLIC EN EL ENLACE  PARA BAJAR EL ARCHIVO:      Aprendizaje Cooperativo Marco Teórico I.

Excelente Material de Orientación Andújar.

 

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LAS CONCEPCIONES DEL ALUMNO Y EL DISPOSITIVO ESCOLAR – Ricardo Baquero

 

 

 

 

 

LAS CONCEPCIONES DEL ALUMNO Y EL DISPOSITIVO ESCOLAR

 

Ricardo Baquero. Universidad Nacional de Quilmes

 

INTRODUCCIÓN

 

En el marco de numerosos intentos de reforma o innovación educativa se ha planteado con relativa recurrencia la importancia de indagar o contemplar las concepciones o representaciones que poseen los sujetos sobre la enseñanza y el aprendizaje, dado que se considera que puede constituir una de las razones del éxito o fracaso relativo de la implementación del proyecto pedagógico que se trate. Con independencia de si tales concepciones constituyen realmente un factor decisivo en tal éxito o fracaso de los proyectos de innovación, en el campo psico-educativo se ha planteado la pregunta acerca de la naturaleza de tales concepciones sobre la enseñanza y el aprendizaje y de las diferencias que se plantearían en ellas al tratarse de alumnos o docentes, o, aun en términos más generales y con cierta insinuación psico-evolutiva, si tales concepciones guardarían continuidad entre niños y adultos o, por el contrario, mostrarían características diferenciales.1

 

Más allá o, en sentido estricto, antes de, la constatación empírica de las continuidades o discontinuidades registrables, seguramente, en las concepciones infantiles o adultas sobre la enseñanza y el aprendizaje, parece de importancia pensar en el tipo de relación -o uso- que solemos establecer entre la matriz psicológica, en particular psico-evolutiva, y el análisis de cosas tales como las concepciones, representaciones o teorías sobre diferentes campos del saber o de la actividad social que portan o expresan los sujetos. En verdad, las concepciones que porten los sujetos sobre el aprendizaje, su propio aprendizaje, y la enseñanza, es probablemente el resultado de una apropiación de ciertas prácticas en las que se han estado implicados. La pregunta sobre la continuidad o discontinuidad entre las concepciones de niño y adulto tal vez, como se planteará, amerite cortes más sutiles o no necesariamente “evolutivos”.

 

En la dirección señalada, se intentará analizar el problema propuesto desde una perspectiva situacional en relación a los procesos de desarrollo y constitución subjetiva. El problema podría plantearse de modo más específico, entonces, si se tratara de niños y adultos escolarizados. En tal sentido, varios de los términos del problema planteado pueden definirse recíprocamente. En principio, las concepciones sobre el aprendizaje y la enseñanza pueden guardar, hipotéticamente, una continuidad fuerte en el sentido de que ambos, adulto y niño, están posicionados como alumnos.

 

Tal posición implica un emplazamiento específico dentro del dispositivo escolar. Según las características del dispositivo escolar la posición de alumno implica una posición de infante en el sentido de los procesos de constitución de la infancia moderna. Tal posición infantilizada, inherente a la condición de alumno, es relativamente independiente de la edad de los sujetos, de tal modo que para el alumno adulto la posición de alumno implica la condición de “infante”. Esto es, se presume como inevitable o deseable un grado de heteronomía relativa, la necesidad de un espacio ad hoc de protección para los procesos de aprendizaje/enseñanza, la necesidad de un acceso gradual a la cultura adulta/experta.

 

Aún cuando tanto en la enseñanza dirigida a niños como a adultos el discurso pedagógico suela proclamar la necesidad de un desarrollo autónomo de los sujetos, la lógica del propio dispositivo escolar propone posiciones de fuerte dependencia, en parte, por la naturaleza inevitablemente asimétrica de los formatos escolares. Los riesgos de ciertas miradas psico-evolutivas pueden consistir en considerar naturales las posiciones de heteronomía subjetiva en la niñez y, por extensión, en las situaciones de aprendizaje en contextos de enseñanza.

 

La importancia de tomar, al menos como hipótesis de trabajo, los componentes situacionales de los procesos de constitución subjetiva estriba en que de la naturaleza del diagnóstico derivarán las estrategias de acción innovativa en educación. Una mirada psicoevolutiva naive puede apostar al carácter inherentemente creativo, tendiente a la autonomía creciente del desarrollo subjetivo sin atención a los elementos situacionales que hacen posible tal tipo de desarrollo. Es decir, si nuestro modelo evolutivo encierra una teleología excesivamente optimista corremos el riesgo de no ponderar y por consiguiente no operar sobre los determinantes duros del contexto. Un cambio en la concepción de alumnos y docentes sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje implica, tal vez, un cambio recíproco en la naturaleza del propio dispositivo escolar.

 

La condición de alumno como posición subjetiva

 

1. Primer problema: un progreso en las representaciones de los sujetos, particularmente los alumnos, pareciera medirse habitualmente sobre el vector de una autonomía creciente (versus la heteronomía/pasividad que aparenta traslucir la concepción de aprendizaje-enseñanza usual). La autonomía sobre esta cuestión parecería requerir de cierta toma de conciencia de las reglas y condiciones que regulan los procesos de aprendizaje y enseñanza en los que se está implicado así como el acceso a formas alternativas de aprender y enseñar que no impliquen posiciones de pasividad.

 

2. Segundo problema: el dispositivo escolar regula la posición de alumno de una manera particular en que la dependencia, la heteronomía relativa, la desvinculación de las prácticas reales cotidianas, el carácter obligatorio de la permanencia en el dispositivo -al menos en la escolaridad básica- o de trabajar según ciertos ritmos y rendimientos, parecen constituyentes duros de sus prácticas. La pregunta es si una modificación de las representaciones acerca del aprendizaje y la enseñanza no implica una modificación consiguiente de estas posiciones y si esto, a su vez, no implica una modificación del propio dispositivo escolar.

 

Esta sospecha se basa sobre los propios desarrollos de la Pedagogía y la Historia de la Educación. Se trataría, en principio, de no perder la perspectiva histórica sobre la constitución de las prácticas escolares y sus sujetos, evitando así sostener una mirada excesivamente naturalizada sobre los procesos de desarrollo y constitución subjetiva. En términos psicológicos, parte de la cuestión remite al sutil juego de continuidades y discontinuidades que presenta el desarrollo psicológico espontáneo y el producido como efecto de las prácticas escolares (cf. Baquero y Terigi, 1997).

 

3. Lo dicho arriba implicaría la existencia de puntos comunes (tal vez una continuidad) en las concepciones sobre la enseñanza-aprendizaje de niños y adultos. Para ser más precisos, deberíamos decir que implica una continuidad de tales representaciones entre niños y adultos en tanto alumnos.

 

Debe recordarse aquí que las prácticas de escolarización han sido concebidas como centrales en los procesos de constitución de la infancia moderna. Se establece así una distinción crucial entre niñez, como período etario cuasi-biológico, que nos permite acuerdos referenciales básicos -aunque, como las categorías de adolescencia, juventud, adultez, poseen límites difusos- e infancia como una modalidad particular histórica y cultural de procesar la niñez. Desde esta perspectiva, nuestro sentimiento de infancia concibiendo a los pequeños como necesitados de protección, cuidados particulares y, sobre todo, de un acceso gradual -tan caro a las prácticas escolares de cuño comeniano- a la cultura adulta, no revela ni la naturaleza real de la niñez ni la de sentimientos maternales o paternales. Lejos de esto, el sentimiento de infancia y la concepción de infante, tan centralmente ligada a la noción de heteronomía, parece reconocer -principal, aunque no exclusivamente- localizaciones históricas particulares en la modernidad. (cf. Narodowski, 1994; Baquero y Narodowski, 1994).

 

Nótese que será precisamente la condición de alumno la que condense, algo paradigmáticamente, aquellos rasgos de heteronomía distintivos de la infancia. En tal sentido hemos formulado en otro sitio la idea de que:

 

“…la escuela produce posiciones de alumno; históricamente su reclutamiento masivo de niños produjo al infante moderno; aquél colocado en una posición de heteronomía, de acción protegida, de responsabilidad delegada, de dosificación del acceso a saberes y haceres, de gradualidades y normalidades. El infante resulta el niño pedagogizado y la pedagogización del niño (de la niñez) se procesó en el gran dispositivo/laboratorio escolar… La operación crucial es la de situar a los sujetos enposición de alumno, habida cuenta de su condición de niños, adolescentes o adultos. Todos quedan situados dentro del gran supuesto del discurso pedagógico: la posición de alumno implica la posición de infante” (Baquero y Narodowski, 1994 :64).

 

La mirada psicológica y la demanda del aprendizaje escolar

 

4. Una perspectiva evolutiva mostraría seguramente una construcción cognitiva de diferente naturaleza de adulto y niño. Sin embargo, la perspectiva de continuidad debería llamar la atención sobre los aspectos derivados de la historia y situación educativa de los sujetos sin excluir el carácter idiosincrático de las construcciones según la edad de los sujetos. Es decir, puede tenerse la sospecha de que los dispositivos pedagógicos sitúan a los sujetos enposición de alumnos con las prescripciones de rol correspondientes habida cuenta de la edad y características de los sujetos.

 

5. Una doble pregunta: ¿cuánto hay aquí de dispositivo articulado sin cuidado por preservar aspectos ahora deseables de autonomía subjetiva y cuánto de costo inevitable por la intención cultural de quebrar las formas naturales o de sentido común de ver el mundo?. La pregunta sería: ¿no parece existir un costo algo inevitable en la persecución de rupturas en la visión del mundo en poblaciones masivas de sujetos provenientes de prácticas y lugares claramente heterogéneos y sobre los que pretendemos logros comunes en nuestro afán de democratizar el acceso al saber? Las regularidades en el acceso a ciertos logros cognitivos, como los ligados a la actividad escolar/académica, ¿cuánto reflejan las regularidades de nuestro sistema escolar impulsando ciertas formas de desarrollo, es decir, cumpliendo cierta función normalizadora y qué relación guardan con los aspectos más universales del desarrollo ontogenético?

 

6. Aún haciéndose cargo deliberadamente de la decisión al fin política de escolarizar a los sujetos aparece una cuestión más específica en la lectura de los procesos de desarrollo en la medida en que impliquemos en la cuestión el problema de apropiarse de prácticas culturales específicas -como las actividades desplegadas en las escuelas o las instituciones educativas en general-, esto es, tanto las relativas al aprendizaje mismo -las rutinas propias del trabajo escolar- como a sus referentes extramuros en caso de que los hubiera. La premisa introducida arriba (ver punto 1) liga el problema del progreso en las representaciones al desarrollo de comportamientos crecientemente autónomos de los sujetos. Una manera de comprender esto, ligada a las demandas cognitivas que impone el trabajo escolar, parece estar implicada en parte de las inquietudes referidas al desarrollo de la motivación.

 

Es habitual que en educación y con mayor empeño en las perspectivas que hemos dado en llamar constructivistas, contemplemos el baremo de la motivación como una cuestión sin duda crucial para ponderar los procesos de construcción de conocimiento de los sujetos. Es decir, los aprendizajes fuertemente sospechados de estar motivados extrínsecamente, es decir, desvinculados, algo dramáticamente, de los intereses y necesidades subjetivas, parecen estar condenados a una apropiación arbitraria (tal vez en forma memorística o al pie de la letra en jerga ausubeliana) y, por tanto, ahora en términos cognitivos no se enhebraría con las construcciones genuinas del sujeto que se apropiaría de una manera meramente externa del saber en juego.

 

Estamos situando adrede a la cuestión de la motivación como una condición inherente a la asimilación cognitiva en la medida en que define la voluntad de trabajo del sujeto y el despliegue de estrategias diferentes de acuerdo al grado de implicancia personal en la situación de tarea.

 

El problema de la motivación y el trabajo escolar (o las paradojas de un alumno autónomo)

 

7. Nos gustaría indicar que la cuestión de la motivación aparece como crucial en el posicionamiento subjetivo para la construcción de conocimiento desde una perspectiva vigotskiana o contextualista. Aún cuando decidamos seguir esta pista no debe olvidarse que la obra vigotskiana aparece como referente más o menos próximo de varios marcos que pretenden dar cuenta del progreso de las formas de representación de los sujetos a partir de la interacción social. De tal modo lo que aquí estamos denominando desarrollo del desempeño autónomo de los sujetos tiene puntos de contacto con las derivaciones de la denominada “perspectiva socio-cognitiva de la auto-regulación” (cf. Schunk y Zimmerman, 1997) o de los abordajes sobre el cambio cognitivo de los enfoques culturales (cf. Newman, Griffin y Cole, 1991) o aún perspectivas esforzadas en la articulación de dichos marcos (cf. King, 1997). En todas ellas el desempeño subjetivo y su creciente autonomía parece sensible a las características de las interacciones sociales incluidas aquí las modalidades de intervención docente.

 

Desde una perspectiva vigotskiana el desarrollo de competencias para las formas científicas de conceptualización o, incluso, el dominio profundo de las prácticas de escritura, implican el desarrollo de nuevos motivos para la actividad intelectual. Es decir, la comprensión cabal de la racionalidad de prácticas como las de la escritura radica en el hecho de que se comprendan genuinamente los motivos que la cultura, o determinados miembros de determinadas culturas, poseen para escribir. Es decir, ¿qué ha motivado a los hombres a escribir y a transmitir esta práctica? O en la jerga marxista de Vigotsky, a qué necesidades responde el desarrollo social y ontogenético de la escritura. O, para eludir cierta escolástica, también parece ser inherente a la idea de apropiación de géneros de la escritura de Bajtin el hecho de que un sujeto se apropia de ciertas prácticas culturales y por tanto de su racionalidad y motivos.

 

8. Sucede que esta concepción nos coloca, llevada a un punto extremo, en una situación algo paradojal. En sentido figurado, el desarrollo genuino de la motivación es un punto de llegada y no de partida de los procesos de enseñanza. Es decir, el desarrollo de la motivación posee, precisamente, los avatares de un proceso de desarrollo. Existe un proceso de construcción específico de la esfera de los motivos culturales para las actividades presentadas y, por ende, como describe Vigotsky a propósito del desarrollo del juego de simulación, existirán cambios progresivos en las formas de representación del sujeto con respecto al desempeño de roles y reglas de regulación de la actividad social o, como lo hace a propósito del propio aprendizaje escolar, en la apropiación de la motivación particular que regula al trabajo escolar.

 

En el sentido dado al problema inicialmente, puede concebirse que las representaciones, y sus cambios, acerca de los procesos de enseñanza-aprendizaje implican una gradual toma de conciencia de los motivos que regulan la actividad escolar.

 

9. Una dificultad pareciera radicar en cuestiones como las que señalan investigaciones en salón de clases como las de Newman et al. (1991), donde se muestra que buena parte del trabajo en clase se organiza sobre el supuesto o como si de que se comparten los objetivos de la tarea pero estos, recuérdese, obran en verdad, al decir de los autores, como una ficción estratégica, es decir, tienen un poder regulativo sobre la acción docente en tanto la dirección que intentará imprimir al cambio cognitivo estará orientada, precisamente, a la apropiación por parte del alumno de al menos parte del sentido de la propia actividad escolar, lo que permitiría hablar de una tarea completa. Desde la perspectiva del alumno su posicionamiento en el como si de estar compartiendo los objetivos de la actividad conjunta tiene cierto componente fático de mantenimiento de los acuerdos referenciales y de seguimiento de la comunicación o de la actividad conjunta.

 

Tal vez este aplazamiento, a veces casi deliberado, de comprensión por parte del alumno de los objetivos que regulan la selección de contenidos, la elección de recursos, el diseño específico de las actividades, o la regulación de los tiempos de realización de la actividad, etc., formen parte de supuestos de base del propio discurso escolar. En tal sentido debe notarse que, de manera similar a los intercambios discursivos en clase la regulación operada por el docente no poseería sólo ni principalmente un papel obturador o represivo de la comunicación o del acceso a la comprensión de las razones de la tarea sino, por el contrario, un papel productivo en la inserción temprana de un sujeto en actividades de complejidad tal que exceden su posibilidad de desempeño autónomo.

 

Es obvia la vinculación de esta temática con la lógica que regula los dispositivos tipo andamiaje. En tal sentido debe recordarse la dualidad presente de hecho en las caracterizaciones de las prácticas de andamiaje y su carácter crítico. Por una parte, parece la imagen de la práctica andamiada una descripción adecuada de algunos aspectos -sin duda parciales- de los dispositivos instruccionales. Por otra parte, se abre el problema de en qué medida resulta deseable una práctica pedagógica vertebrada sobre sus características. Recuérdese que algo similar ha ocurrido con ciertas caracterizaciones de la categoría de Zona de Desarrollo Proximal, donde la prisa por evaluar supuestas consecuencias pedagógicas impide, en ciertos casos, ponderar el potencial explicativo de la noción (cf. Baquero, 1998).

 

En el caso de la noción de andamiaje su historia no es similar, en el sentido de que fue generada con cierta pretensión instruccional, pero está cargada de hecho de un fuerte supuesto explicativo acerca de cómo se produce la posibilidad de incrementar la autonomía y experiencia de los aprendices en el seno de interacciones asimétricas que se proponen como objetivo deliberado tal incremento de conocimiento, práctica o desempeño autónomo. En cierto modo podría afirmarse que la metáfora del andamiaje -aunque con sus caracterizaciones diversas- parece atrapar la lógica del dispositivo escolar en tanto se trata de la creación de contextos de aprendizaje simplificados especialmente para permitir accesos graduales y poco riesgosos y regulados por el sujeto más experto procurando incrementar el desempeño autónomo.

 

Es claro, no obstante, que de la propia práctica andamiada no parece desprenderse necesariamente una delegación del control de los propios procesos de aprendizaje. En tal sentido es feliz la apreciación hecha por Cazden (cf. Cazden, 1991) acerca de que la ayuda suministrada por el sujeto “más capaz” en el seno de las interacciones debe ser audible y visible. Allí radicaría la posibilidad de toma de conciencia y autorregulación gradual del sujeto que aprende en tanto puede ponderar con mayor precisión los procesos y logros de su adquisición. Es decir, puede discriminar cual es el nivel de autonomía/dependencia efectivos en un momento dado en el logro que se propone. Una ayuda que, por el contrario, sea suministrada en forma exageradamente subrepticia impediría un acceso al sujeto que aprende de las variables que están pesando en su propio desempeño. Un riesgo a veces no inmediatamente evidente de ciertas pedagogías implícitas.

 

En el caso escolar y si se admitiera cierto alcance descriptivo de la metáfora del andamiaje la cuestión recaería en determinar cuánto de gradualidad necesaria impregna la decisión de cuasi nula participación de los alumnos en el diseño del dispositivo pedagógico o en el acceso a las instancias que lo definen o restringen (como la política curricular o las condiciones de la organización escolar del trabajo) y cuánto obedece, en verdad, a una concepción opinable acerca de niños y adolescentes como carentes de derecho o capacidad para participar en las decisiones pedagógicas que los implican. No es claro que exista una decisión deliberada o consciente al respecto.

 

Esto implicaría reconocer que esta visión algo pasiva que el alumno posee de sus propios procesos de aprendizaje o de la lógica de los procesos de enseñanza no debería verse como un progreso no advenido o estancado, sino que pareciera ser producto del posicionamiento del alumno en un dispositivo como el escolar que produce en forma mas o menos deliberada y con efectos que aun intentamos reconstruir tales representaciones en los sujetos. De tal modo, la pregunta debería plantearse en términos de si la escuela esta obturando una construcción genuina del sujeto sobre los procesos de aprendizaje o si esta produciendo una de las construcciones posibles y consistentes con las condiciones del propio trabajo escolar.

 

Queda la impresión de que el problema planteado condensa en buena medida varios puntos de la agenda actual de la psicología del desarrollo y educacional. El tratamiento otorgado a los modelos de tipo contextualista como a los modelos evolutivos centrados en el análisis de las mutuas dependencias de los procesos inteligentes fríos y cálidos o, mejor, de los aspectos afectivo-motivacionales y cognitivos revelan un problema de fondo relativo a la redefinición de las unidades de análisis en nuestros enfoques. También, claro está, el problema planteado se da la mano con discusiones de sumo interés con respecto a las relaciones y diferencias necesarias a establecer entre cambios evolutivos y cambios educativos (cf. Rodrigo y Correa, 1999).

 

De algún modo esto trajo la apertura de la discusión fuerte sobre el status de la propia categoría de sujeto y con ella sus concomitantes referidas a los procesos de desarrollo y constitución subjetiva. La agenda -ya algo vieja- de la discusión filosófica sobre los problemas y limitaciones de la concepción moderna de subjetividad -y muy ligada a ella la de los procesos de desarrollo como completamiento gradual- llega algo tardíamente a nuestras discusiones psicológicas en educación aún cuando es bien conocido que esta discusión no se ha inaugurado aquí (cf. Henriques et al., 1984; Walkerdine, 1988).

 

Referencias

 

Baquero, R. 1996 Vigotsky y el aprendizaje escolar. Aique. Buenos Aires.

 

Baquero, R. 1998 Tensiones y paradojas en el uso de la teoría Socio- Histórica en educaciónEn Carretero, M.; J. A. Castorina y R. Baquero (comps.) Debates Constructivistas. Aique. Buenos Aires.

 

Baquero, R. y M. Narodowski 1994 Existe la infancia. Revista del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la Universidad de Buenos Aires, Nº 4.

 

Baquero, R. y F. Terigi 1997 Constructivismo y modelos genéticos. Notas para redefinir el problema de sus relaciones con el discurso y las prácticas educativas. Enfoques Pedagógicos. Serie Internacional. Bogotá.

 

Cazden, C. 1991 El discurso en el aula. El lenguaje de la enseñanza y del aprendizaje. Paidós. Barcelona.

 

Cazden, C. 1994 Selective Traditions:Readings of Vigotsky in Writing Pedagogy. En Deborah, H. (ed.) Child discourse and social learning: An interdisciplinary perspective.Cambridge University Press.

 

Henriques, J.; W. Hollway; C. Urwin; C. Venn y V. Walkerdine 1984 Changing the subject. Psychology, social regulation and subjectivity. Methuen. London-New York.

 

King, A. 1997 ASK to THINK-TEL WHY : A Model of Transactive Peer Tutoring for Scaffolding Higher Level Complex Learning, Educational Psychologist, 32 (4) :221-235.

 

Narodowski, M. 1994 Infancia y poder. El nacimiento de la pedagogía moderna. Aique. Buenos Aires.

 

Newman D.; P. Griffin y M. Cole 1991 La zona de construcción del conocimiento. Morata. Madrid.

 

Rodrigo, M. J. y N. Correa 1999 Teorías implícitas, modelos mentales y cambio educativo. En Pozo, J. I. y C. Monereo. El aprendizaje estratégico. Santillana. Madrid.

 

Schunk, D. y B. Zimmerman 1997 Social Origins of Self-Regulatory Competence. Educational Psychologist, 32 (4) :195-208.

 

Walkerdine, V. 1988 The Mastery of Reason. Routledge. London-New York.

 

Notas

 

1. Este artículo tiene su origen en una invitación que me formularan hace ya tres años, a participar en el Centro Regional Bariloche de la Universidad Nacional del Comahue en el Seminario sobre cambio conceptual y cambio en la cultura educativa, dentro del Proyecto de Investigación Los profesores y los alumnos ante el cambio educativo, Proyecto Alfa, dirigido por José Ignacio Pozo. En tal oportunidad, se me sugirió trabajar en torno a un interrogante que orientaba parte de la indagación de aquél proyecto: “En relación al cambio de las concepciones sobre el aprendizaje y la enseñanza desde una perspectiva evolutiva: ¿hay una relación de continuidad entre las concepciones de los adultos y las de los niños?”. La cuestión plantea un tema sugestivo y a mi juicio, central, con respecto al uso y sesgos que pueden encontrar o provocar nuestros modelos evolutivos en la indagación psicoeducativa o educacional.

 

 

comenius995

 
 

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Publicado por en marzo 10, 2014 en Uncategorized

 

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